El presidente iraní, en una rueda de prensa conjunta con su homólogo pakistaní en Teherán.

El presidente iraní, en una rueda de prensa conjunta con su homólogo pakistaní en Teherán. WANA 5l2v48

Oriente Próximo

La reacción de Irán que anunció el ataque de Israel: "Si destruyen nuestro programa nuclear, lo volveremos a construir" 3o2356

El ataque sorpresa de Israel sobre Irán y la previsible respuesta del régimen de los ayatolás llega tras varias semanas de negociaciones frustradas y pone en duda la eficacia negociadora de Steve Witkoff 425v2p

Más información: Irán amenaza con atacar todas las bases de Estados Unidos en Oriente Próximo si fracasan las negociaciones nucleares 4uc5e

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Los tambores de guerra entre Irán e Israel vuelven a sonar con más insistencia que nunca. Después de semanas intentando frenar los impulsos de Benjamin Netanyahu y apelando a una solución diplomática para el problema nuclear iraní, Estados Unidos ya había recomendado este miércoles medidas extraordinarias a sus delegaciones diplomáticas en los países vecinos a Irán, incluyendo la retirada si se considerara preciso.

En un acto social, el propio Donald Trump reiteró que "Irán no puede tener una bomba nuclear" y dejó claro que "algo" podría pasar en los próximos días, palabras que repitió este jueves en un encuentro con los medios en la Casa Blanca, horas antes de que Israel lanzara su ataque.

Trump llevaba días mandando mensajes erráticos: tan pronto aseguraba que el acuerdo con Irán estaba cercano como especulaba con un ataque israelí más o menos inminente o mandaba a Steve Witkoff a Omán a seguir negociando con el ministro de Asuntos Exteriores persa.

Ataque masivo de Israel sobre Irán

Ataque masivo de Israel sobre Irán Reuters

A falta de palabras, quedaban los hechos, y la decisión del miércoles desde luego resultaba preocupante e indicadora de que Estados Unidos creía que el ataque no iba a tardar mucho en llegar. La sexta ronda de negociaciones entre Witkoff y Abbas Araghchi tenía pinta de que sería la última, ahora no está claro ni que se vaya a celebrar.

El problema es de base: Estados Unidos no está dispuesto, pese a los rumores recientes en sentido contrario, a permitir que Irán siga enriqueciendo uranio. Por su parte, Irán se niega en redondo a dejar de hacerlo, al menos con fines civiles.

"Lo reconstruiremos todo de nuevo" a26b

Adelantándose a los acontecimientos, el presidente iraní, Masud Pezeshkian, respondió este jueves con tono desafiante a las preguntas relativas a un posible ataque de Israel: "Pueden tirar una bomba y acabar con todo, pero el programa está en nuestras cabezas y tarde o temprano lo reconstruiremos de nuevo".

Ese era precisamente el miedo que siempre había mostrado la istración de Joe Biden y la razón por la cual instaron varias veces a Netanyahu a reprimir sus instintos, por mucho que, desde la oposición, Trump animara a Israel a "borrar" el programa nuclear iraní de la faz de la tierra.

La preocupación de Biden, su secretario de Estado, Antony Blinken, y su consejero de seguridad nacional, Jake Sullivan, era que un ataque de Israel no solo no consiguiera terminar con todos los laboratorios de tecnología nuclear —se da por hecho que muchos permanecen escondidos a varios metros bajo tierra— sino que sirviera de excusa al régimen de los ayatolás para lanzarse sin complejos en busca de la bomba nuclear, algo que podrían lograr en muy poco tiempo.

Hasta la fecha, Alí Jamenei siempre ha insistido en que su país no busca armamento atómico al considerar que va contra los designios divinos. Está claro que Israel no se lo creo.

Lo lógico era que, si la reunión de Omán iba a ser el sábado, Netanyahu hubiera esperado al menos a que dicha reunión terminara y el fracaso diplomático se consumara. Lo sucedido se puede considerar casi como un desafío al propio presidente Trump, cuya estrategia de "paz mediante la fuerza" ya ha fracasado en Ucrania, ha fracasado en Gaza y va camino de fracasar también en Irán. 

Putin se ofrece como mediador 5l584u

Trump consideró que colocar a Steve Witkoff como negociador internacional pese a no tener ninguna experiencia previa en el campo era una genialidad. De hecho, la figura de Witkoff se ha convertido en la principal de la diplomacia estadounidense, por encima de Marco Rubio, Pete Hegseth o en su momento, Mike Waltz.

El empresario tenía planeado reunirse este viernes con Ron Dermer, asesor personal de Netanyahu, y con el jefe del Mosad, David Barnea, antes de viajar a Omán. Ambas reuniones están ahora mismo en el aire. Cuesta entender que el secretario de Estado no se esté ocupando en primera persona de estas cuestiones.

Por su parte, Putin, especialista en oler sangre, quiso dejar claro su apoyo a Irán, socio primordial de Rusia, pero también dejó caer que podía mediar en el asunto. En concreto, el Kremlin se ofrece para guardar el uranio enriquecido iraní que exceda de la cantidad establecida por la Agencia Internacional de la Energía Atómica. En todo este continuo huracán geopolítico, a menudo se nos olvida de que buena parte del interés que tiene Trump en quedar bien con Putin es precisamente el hecho de que Rusia sea aliado de Irán.

De ahí, tal vez, que en las últimas horas hayamos visto un nuevo giro estadounidense en favor de Moscú, con mensajes optimistas, difusas referencias a la Segunda Guerra Mundial y la alianza con Stalin —por cierto, georgiano— y nuevos ataques a Ucrania. El propio Hegseth declaró ante el Senado que Rusia es el agresor, sí, pero que el objetivo es acabar la guerra "como sea", aunque esa solución no guste a todo el mundo y no le guste ni siquiera a los propios senadores; entre ellos, Lindsey Graham, amigo personal de Trump y firme defensor de Ucrania en el conflicto desde el primer día.

"Puede ser un baño de sangre" 54053

El ataque de Israel a Irán es el tercero en poco más de un año. Los dos primeros fueron represalias a sendas ofensivas iraníes y, a falta de cifras oficiales, este tercero habría sido, sin duda, mucho más letal. En estos últimos quince meses, Irán ha sufrido numerosos reveses militares: el castigo constante a Hamás en Gaza, la desaparición de Hezbolá como factor desestabilizador en Líbano y la pérdida de un aliado como Bashar Al Asad en Siria. En otras palabras, el régimen está tocado.

Ahora bien, fuentes oficiales del Gobierno iraní ya aseguraron el jueves a Axios que tenían listo el contraataque sobre Israel y que habrían incluso determinado ya los objetivos. Pese a que los dos primeros ataques, con misiles y drones, apenas hicieron cosquillas en la Cúpula de Hierro israelí, la inteligencia estadounidense teme que, en esta ocasión, todo sea distinto y que las defensas antiaéreas no puedan absorber la enorme cantidad de drones que Irán viene preparando desde hace meses para un momento así. Teherán, por el momento, ha lanzado un centenar de drones como primera medida de represalia.

En ese sentido, desde EEUU afirman que puede haber un "baño de sangre" si Irán decide decide centrar su respuesta en núcleos de población, algo a lo que se sentiría legitimado si Israel ha acabado con infraestructuras clave en el día a día de los iraníes. El problema es que, desde al menos el 7 de octubre de 2023, Netanyahu vive cada decisión como un dilema existencial para el futuro de Israel como estado. Necesita acabar con todos sus enemigos y la ansiedad le hace querer hacerlo con todos a la vez. Si es una buena estrategia o no, está por verse.