Bombardeo Israel 4.3 1u1150

Oriente Próximo

Irán lanza 150 misiles contra Israel como represalia y su operación 'Castigo Severo' causa tres muertos y 80 heridos 2hy

El área de Tel Aviv ha recibido en la madrugada de este viernes la cuarta oleada de misiles procedentes de Irán. 3q3wl

Más información: Trump, tras el ataque masivo de Israel contra objetivos nucleares en Irán: "Les di una oportunidad y ahora están todos muertos" h6db

Publicada
Actualizada

Una columna de humo se elevó en la noche del viernes entre los rascacielos de Tel Aviv. Uno de los 150 misiles lanzados en cuatro tandas desde Irán contra Israel consiguió sortear la Cúpula de Hierro. Al mismo tiempo, sonaron varias explosiones en Jerusalén y las alarmas se escucharon desde el norte hasta el sur del país, una escena que se ha repetido a lo largo de la noche.

El diario The Times of Israel contabiliza al menos tres muertos y alrededor de 80 heridos en el país hebreo, entre ellos algunos "críticos" y otros "de gravedad". Según el servicio de rescate de Israel, Maguén David Adom, el último ataque -que se produjo alrededor de las 3:15h (hora local)- dejó 13 heridos.

El área de Tel Aviv ha recibido en la madrugada de este viernes la cuarta oleada de misiles procedentes de Irán, según han informado los medios locales. El diario The Times of Israel ha informado de "varios impactos" en el distrito de Jerusalén, que ya ha sufrido al menos la caída de un misil en oleadas anteriores, y el periódico online Haaretz habla de que misiles iraníes "han impactado en varios edificios en el centro de Israel".

Los misiles han alcanzado zonas residenciales cerca de Tel Aviv. Ciudadanos de todo Israel han pasado la noche en refugios mientras que el cielo se llenaba de bolas de fuego y acababan llegando a los edificios, aunque según las FDI la mayoría de los misiles fueron interceptados por las defensas aéreas o cayeron antes de llegar al país.

Estados Unidos asistió a las defensas aéreas israelíes a la hora de derribar los misiles iraníes, que se concentraron en el área metropolitana de Tel Aviv. En este sentido, el ministro israelí de Defensa, Israel Katz, acusó a Irán de haber cruzado varias “líneas rojas” por atacar zonas densamente pobladas en su territorio.

El ataque, que había anunciado el líder supremo Alí Jamenei, es la represalia de la República Islámica a la denominada Operación León Creciente. Una cadena de ataques aéreos israelíes dirigidos de madrugada contra la infraestructura nuclear iraní, contra los cerebros de su programa nuclear y contra los altos mandos militares del régimen que se prolongaron durante toda la jornada. Más de 78 personas murieron y alrededor de 320 resultaron heridas, según las cifras de las autoridades iraníes.

Entre las bajas más sensibles —además de Ismail Ghaani, sucesor de Qasem Soleimani a la cabeza de las Fuerzas Quds, el brazo de élite de la Guardia Revolucionaria— figuran el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Irán, Mohammad Bagheri, el comandante en jefe del Pasdaran, Hossein Salami, el exdirector de la Organización de Energía Atómica de Irán, Fereydoun Abbasi, y Ali Shamkhani, asesor de cabecera de Jamenei.

El líder supremo había encomendado a este último la misión de encabezar la delegación diplomática que negociaba en Ginebra la reanudación del acuerdo nuclear con Estados Unidos.

El objetivo del ataque israelí habla por sí sólo. Netanyahu no duda a la hora de colocar en la diana a los negociadores iraníes que discuten con Washington la posibilidad de retomar un pacto que, en su día, consiguió poner freno a las ambiciones nucleares de Teherán a cambio de levantar de manera parcial el severo régimen de sanciones que lastra su economía.

En mayo, Donald Trump compartió en su plataforma Truth Social el enlace de una entrevista de la NBC con el propio Ali Shamkhani en la que el supervisor iraní de las conversaciones nucleares afirmó que, “si los estadounidenses actúan como dicen, sin duda podemos tener mejores relaciones”. Esa ventana de oportunidad queda cerrada.

Es evidente que Trump conocía de antemano los planes de ataque de Netanyahu. Por eso, ordenó el pasado miércoles retirar a todo el personal no esencial de las embajadas estadounidenses en Irak, Bahréin o Kuwait.

“¿Trump fue aplastado por Netanyahu o nos estuvo engañando todo el tiempo? En este punto, tiendo a pensar lo segundo”, escribe el analista Sina Toosi, miembro del Center for International Policy, en la red social X. “Trump dijo que quería un acuerdo y advirtió a Israel que no atacara. Si eso fue real o solo una farsa y una estrategia de distracción ya no importa”, lamenta.

El exdiplomático israelí Nimrod Novik, consejero áulico del difunto Shimon Peres, considera que Trump dio “luz amarilla” a la operación israelí. “Es decir, Estados Unidos no participó directamente, pero Israel es un Estado soberano y decide cómo defenderse”, explica.

“Por el movimiento de fuerzas estadounidenses hacia la zona, parece que Estados Unidos se está preparando para una prolongación e incluso una posible expansión de la guerra”, añade. “Queda la pregunta de si todo esto es solo para proteger a sus fuerzas e instalaciones en la región, o también para defender a Israel —como ocurrió en abril y septiembre de 2024— y a sus otros aliados en la zona”.

Un ataque devastador 4c7346

La naturaleza del ataque deja entrever que Israel llevaba meses, si no años, preparando la operación. Los aviones de combate de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) atacaron objetivos en el aeropuerto militar de Tabriz, en los almacenes de misiles balísticos de Shiraz, Piranshahr, Kermanshah y Sardasht, en las plantas nucleares de Fordow y Natanz y en varias zonas del norte de la capital, Teherán.

El balance de daños es potencialmente devastador para Irán, pero Israel quiere ir mucho más lejos. “Esto es solo el comienzo del comienzo”, expresó Tzachi Hanegbi, asesor de seguridad nacional de Netanyahu, en el programa Meet the Press de la NBC.

Raz Zimmt, uno de los analistas israelíes que mejor conoce Irán, escribe en Canal 12 que la ofensiva “marca un punto de inflexión en la contienda entre ambos países y el inicio de una etapa significativa, peligrosa y sin precedentes en su confrontación”.

“Los ataques con misiles y drones por parte de Irán contra Israel en abril y octubre de 2024 cambiaron las reglas del juego entre las dos naciones, después de años en los que ambas preferían actuar de forma indirecta”, explica Zimmt. “Irán actuaba contra Israel principalmente mediante el uso del terrorismo y representantes (milicias), mientras que Israel optaba mayormente por operaciones encubiertas”.

En su alocución del viernes, el propio Netanyahu confirmó que la operación “estaba planeada inicialmente para abril, pero fue pospuesta por varios motivos”. En este sentido, el primer ministro israelí quiso dejar claro que él “toma sus decisiones de forma independiente”, sin contar con la aprobación de nadie. Ni siquiera con la aprobación de Trump.

Netanyahu cambia las reglas del juego. Con esta operación, el primer ministro israelí aspira a retrasar lo máximo posible el desarrollo del programa nuclear iraní. La consecución del objetivo requiere de eliminar a los expertos iraníes en la producción de armas nucleares y de exponer la vulnerabilidad de la República Islámica.

Muchos consideran, incluso, que Israel busca tumbar el régimen iraní. Novik no tiene dudas al respecto. “Es evidente que la cúpula israelí desea ver un cambio en el Gobierno iraní, pero estima que eso solo ocurrirá desde dentro, mediante una sublevación popular”, traslada el diplomático a este periódico.

“La operación actual tiene como objetivo principal alcanzar metas militares y de seguridad, pero también busca mostrarle al pueblo iraní el daño que les causa su régimen y, tal vez, solo tal vez, terminar encendiendo la chispa de una rebelión interna”, añade.

Ese sería, desde luego, el sueño húmedo de Netanyahu. Su ministro de Asuntos para la Diáspora, Amichai Chikli, invitado habitual a los foros globales de la ultraderecha, compartió en X una imagen suya con el hijo del último sha de Persia, Reza Pahlavi (Teherán, 1960), uno de los opositores del régimen iraní con mayor predicamento en el exterior —pero con menos popularidad interna—. “Pronto en Teherán”, escribe Chikli. El mensaje no puede ser más explícito.

“Dado que el régimen es consciente de la amplia oposición interna y del impacto de la ofensiva israelí sobre su vulnerabilidad, probablemente se verá obligado a utilizar todos sus recursos para responder de una manera que le devuelva la disuasión y el prestigio que está perdiendo en estas horas”, aventura Novik.

Limpiar su legado 2f5p1c

“En conversaciones a puerta cerrada, Netanyahu está en una especie de euforia. Habla del fin de la era de las guerras una vez que esta guerra termine. Sobre la incorporación de Arabia Saudí, Siria y Líbano a los Acuerdos de Abraham. Sobre el fin de la guerra en Gaza”, escribe Ben Caspit, uno de los biógrafos del primer ministro israelí. “Y estimo que, si todo esto ocurre, irá a elecciones”.

El premier israelí olió la sangre. En poco más de un año, Irán ha visto cómo su presidente, Ebrahim Raisi, y su ministro de Exteriores, Hossein Amir Abdollahian, perdían la vida en un accidente de helicóptero; han visto cómo el Mosad y el ejército israelí descabezaban a Hezbolá, su milicia afín en Líbano; y han visto cómo caía el régimen de Bashar Al Asad en Siria. Eso sin contar con la insólita operación israelí que acabó con la vida del jefe del buró político de Hamás, Ismail Haniyeh, en uno de los cuarteles generales de la Guardia Revolucionaria de Teherán.

Ahora, Netanyahu trata de hacer olvidar su responsabilidad en los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023.

“Se creó una combinación entre la oportunidad de actuar en Irán —especialmente después del desgaste de Hezbolá— y su necesidad de influir en su legado”, dice Novik, que considera que, “suponiendo que esta guerra termine bien —y apenas estamos en su comienzo—, él realmente merece todo el crédito”.

“Pero quien recibe crédito por el éxito no puede eludir la responsabilidad por el fracaso. Por eso, es probable que la historia lo elogíe por Irán y no lo perdone por el fracaso del 7 de octubre”, añade el antiguo enviado especial de Shimon Peres. “Y una última observación: la prueba para la operación actual es si, al mirar hacia atrás en el futuro, se demostrará que llevó al fin del programa nuclear iraní. Es muy pronto para decidir, y tengo serias dudas de que la operación lo consiga”.